Como ya avanzamos en el arranque
de este tren del altruismo, un día a la semana lo dedicaremos a la reflexión y
a la difusión de la historia de vida de un personaje, o bien histórico o bien
de reciente actualidad, que haya dado sus frutos para el desarrollo humano, la
cooperación, los derechos humanos o el simple hecho de actuar por los demás sin
recibir nada a cambio. En esta ocasión, trataremos una historia actual, de un
artista que ha sido atacado por las fuerzas de su país por ser un defensor de
los derechos humanos en el marco de este país, China. Se trata de Ai WeiWei,
del que recientemente se ha estrenado un documental en Madrid sobre sus ideas: “Ai
WeiWei, Nerver Sorry”, un film de Alison Klayman.
Después del diseño del estadio
olímpico de Beijing el año 2008, el conocido “nido de pájaro”, el artista que
alcanzó fama internacional, empezó su arte político, de denuncia social de su
propio país: un país represivo, dictatorial y agresivo como es el ágora del
continente asiático: China y del que nadie parece darse cuenta. El artista
tenía, hasta días de hoy que ya ha sido intervenido por el estado, una fuerte
presencia e influencia en internet, desde donde reflexionaba y difundía los
desastres de su gobierno y la dictadura de su país. Una de sus exposiciones fue
centrada en los 5.000 niños que murieron en el terremoto de Shichuam, y que
China silenció, y a partir de ahí empezó la guerra entre el artista Ai WeiWei y
su gobierno represivo en el que éste fue arrestado y agredido por la policía.
Weiwei es una verdadera
resistencia de la justicia en China y de la justicia mundial, ya que éste
hombre es un hombre valiente, y justo que, además, está dando una lección de
derechos humanos a todo el mundo, combatiendo contra uno de los más fereoces
países en cuanto a humanismo en la actualidad como es China. Con esta historia nos acordamos también del
Premio Nobel de la Paz en 2010, el encarcelado Liu Xiaobo.
Quizás este hombre haya dado su
fruto para un cambio histórico en China, según él Internet dará a China la
democracia, y también asegura que los nuevos líderes chinos saben que deben
cambiar el rumbo de su país.
Quizás lo arresten o lo eliminen
en cualquier momento, pero su semilla en favor de los derechos humanos quedará
imperecedera en nuestra historia. Igual es de importante los actos solidarios y
altruistas por parte de sus seguidores, que tiraban billetes en forma de avión
a su jardín para ayudarle a pagar la multa impuesta por su gobierno
dictatorial.
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